CIRCE

Llegarás primero a las sirenas, que encantan a cuantos hombres van a su encuentro. Aquel que imprudentemente se acerca a ellas y oye su voz, le hechizan con el sonoro canto sentadas en una pradera. Pasa de largo y tapas las orejas de tus compañeros con cera blanda, previamente adelgazada, a fin de que ninguno las oiga (Circe, en la Odisea)


El tiempo es la sustancia de que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río. Es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre. Es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego (Borges)


Cuando escribí las páginas que siguen, vivía solo en los bosques, a una milla de distancia de cualquier vecino, en una casa que yo mismo había construido, a orillas de la laguna de Walden, y me ganaba la vida únicamente con el trabajo de mis manos (Walden, David Thoreau)


“La vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla” (Vivir para contarla, Gabriel García Márquez)


En primer lugar, trabajo mejor en lugares aburridos, con pocos estímulos pero en presencia de otra gente. Esos lugares incluyen los aeropuertos. Los concesionarios de venta de coches. Las salas de espera de urgencias de los hospitales (Momentos de mi vida como escritor que lo cambiaron todo, Chuck Palahniuk)


La primera sensación de poder la experimenté cuando tenía solo diez años: era dueño de un balón de cuero. Eso me permitía elegir a los compañeros de equipo y decidir a mi antojo si quería jugar de portero o de delantero centro. Cuando me enfadaba o me cansaba de dar patadas, me bastaba con recoger la pelota, y en ese punto terminaba el juego (Manuel Vicent, Una historia particular)


No había cumplido todavía siete años aquel niño cuando una tarde de verano con unos niños de su edad jugaba junto a una acequia que discurría entre naranjos. Todos se bañaban desnudos. El agua era profunda, fresca y clara (Las lecciones del paraíso, Manuel Vicent)


Modelo: Judith Sarro

Fotografía: Simón Planes

Plasencia, 2025